VERDADES

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LIBERTAD: DÁDIVA MARAVILLOSA

 DÁDIVA MARAVILLOSA

Eres dama sutil, anhelada por muchos…

Sólo las almas nobles te buscan sin tregua.

A pesar de las fatigas, a pesar de las bajezas, 
la lucha por conquistarte, bien merece la pena.

No en vano se afirma: “la cima se conquista con tesón”,
es  así, paso a paso, día tras día y sin descansar como logramos llegar. 
(Y, si al intentar rozarla, alza el vuelo sin titubear, dejando la sensación de no dejarse alcanzar, no detengas tu marcha, no detengas tu andar, 
porque bien llega el premio al que sabe luchar.)

Así eres tú, como la cima de la montaña, como la punta del iceberg, 
como la copa del más alto y grandioso árbol, 
infinita, deslumbrante, 
como inalcanzable…

Desde tiempos inmemorables se han librado por tí grandes batallas,
muchos, ondeando la frente en alto, te proclamaban 
y por tu conquista se han inmolado vidas y desvelos.

El que te tiene y te pierde, deseará nunca haberte perdido, 
y quién te busca, suspira por tenerte cada día.
¡Oh preciada libertad, eres tesoro escondido!
que habitas silenciosa en cada corazón.

Quien te descubre, conquista la más grande de las batallas 
y quien goza de tus mieles, defiende que florezcas cada día más.


Porque la libertad personal crece en la libertad del otro, 
como reflejo de logros, como prolongación de su ser.


La verdadera libertad no debe jamás confundirse, 
porque frágil es el hilo que la separa del abuso vil de las pasiones.
La libertad propia termina donde comienza la de mi hermano.


La verdadera libertad, como la justicia, 
no busca esconder egoísmos, mezquindades, ni intereses personales, 
se alegra por brillar donde estaba ausente, 
se pronuncia con fuerza donde intentan callarla, 
es luz que alumbra senderos a quienes con ojos no ven y con oídos no oyen…


Profundo es el camino que sigue si buscamos su definición, 
lo importante es buscar ser libres, sin ataduras ni condición.


Porque existen hilos delgados, invisibles tal vez, 
que siguen siendo ataduras que debemos de romper.


“La Verdad los hará libres”, dijo un Maestro una vez. 
¿Qué encierra esta gran enseñanza, para nuestra exigua comprensión?

Quizás, que la lucha es eterna, pero igual se debe librar.


La libertad es un derecho que debemos rescatar, 
más obras que palabras, para hacerla realidad.

Si por descuido descubres, que eres esclavo ya, no temas levantarte,
 lucha por tu libertad, 
recuerda que ella es tu herencia y lo que has de dejar.


Si lo en lo fugaz de tu vida, las cadenas no logras romper, 
escapa con tu espíritu, que trascendente e indomable, se ríe de tu opresor, 
pues no existe mayor yugo que el que tú puedas otorgar.


¡Ser libre es tu decisión, decídete ya!
Es la dádiva que Dios nos da.

De: Elizabeth
(Novel Escritora)